miércoles, 1 de junio de 2011

20 razones.

Una

En su loca cabeza se encontraba con que tenía la razón, como siempre.

El día era de por si caluroso y la plática lo hacía morir de sueño e insolación. Estaba feliz, bastante para ser exactos. La suerte le sonreía como nunca antes y la soberbia y prepotencia ocupaban gran parte de su ego. ¿Cómo se le llama a ese instante en el que lo tienes todo y un segundo después te quedas sin nada? Pues él estaba a punto de vivirlo.

Lo estaban empujando, orillando a tomar una sola decisión, porque nada de lo que hacía, nada era suficiente. Nada se sentía. Y sabía que necesitaba empezar, un nuevo comienzo era la única posible y real manera de superarse.

Extraña y breve decisión, un todo y nada que llevaría quien sabe a donde.

Razones sobran, razones faltan. Pero ahí estas, tratando de no ser tan impaciente, tan precavido y por mucho tiempo has tratado de colaborar, de hacerte camino, pero ambos sabemos que en el mismo lugar jamás llegarás a nada. En tú zona de confort no podrás lograr nada de lo que esperas de ti.

Jamás me ha importado lo que se dice, espera o cree de mi, y eso es sencillamente por que yo sé para donde voy, sé mis debilidades, sé mis fortalezas y puedo manejarme a la perfección, nadie me conoce como yo, y aquí no voy a donde quiero, aquí estoy bien, pero yo necesito más.

No se debe de tomar como una justificación, si algo he aprendido es tomar todas mis decisiones como correctas, aunque las consecuencias no sean las esperadas, para mi todo lo que haga es lo correcto. Aunque exteriormente parezca lo contrario. Sé lo que es mejor, para mí en este caso es alejarme de todo esto, de huir. Tal vez cobardemente, pero es que nunca he aprendido a hacer las cosas como la sociedad lo pide.

 

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